La higiene postural en el trabajo es un concepto que hace referencia a los buenos y malos hábitos llevados a cabo en el lugar donde se desempeña la actividad laboral. Pero no es solo una cuestión a tener en cuenta en el trabajo en oficina. También es importante para quien conduce un transporte, levanta peso o realiza cualquier otro tipo de actividad física durante su jornada laboral.
Es fundamental corregir los malos hábitos cuanto antes, para que estos no desencadenen en dolores o incluso lesiones. De ahí la importancia de la higiene postural en el trabajo.
Se trata de un conjunto de técnicas y prácticas destinadas a mantener una buena postura y prevenir lesiones musculares en el entorno laboral.
Una serie de medidas que se aplican en el lugar de trabajo con el objetivo de evitar las posturas inadecuadas o la realización de esfuerzos excesivos que pueden acabar afectando a la salud del trabajador.
Pero la higiene postural en el trabajo no atañe únicamente al trabajo sedentario. Una misma tarea se puede llegar a realizar de distintas maneras, algunas de las cuales son más seguras y requieren de un menor esfuerzo físico. Por ejemplo, si en tu trabajo debes levantar objetos pesados, no es lo mismo hacerlo forzando la zona lumbar, que flexionando las rodillas al agacharse.
En este post nos vamos a centrar en la importancia de mantener unos buenos hábitos posturales en la oficina.
Los que trabajamos en un despacho, o teletrabajamos desde casa, pasamos muchas horas sentados en una silla frente al ordenador. Una mala postura al sentarnos, un mobiliario inadecuado o una mala iluminación, a la larga, nos pueden ocasionar graves problemas de salud.
Dolores musculares, daños en la columna vertebral, hernias, lumbalgias o incluso enfermedades cardiovasculares son algunas de las consecuencias de no llevar a cabo una correcta higiene postural.
Repasamos a continuación una lista de buenos hábitos a llevar a cabo si trabajas en una oficina.
Es importante que mantengas una postura correcta al sentarte en la silla de trabajo, con la espalda recta, los hombros relajados y la cabeza erguida. Además de prevenir o reducir molestias musculares, una postura correcta te permitirá mejorar la respiración, y la oxigenación del cuerpo. Además, te ayudará a aumentar la concentración y, por lo tanto, favorecerá tu rendimiento y productividad.
Una silla ergonómica que se adapte a tu anatomía y tipo de trabajo resultará fundamental para poder desarrollar mejor tu actividad laboral en la oficina. La silla debe estar ajustada a la altura adecuada, para que el codo quede por encima de la mesa. En caso de que no se toque con los pies al suelo, haría falta un reposapiés o usar una silla de ergonomía dinámica. El respaldo debe dar buen apoyo a la parte baja de tu espalda, para mantener la lordosis lumbar cuando nos cansamos o nos inclinamos hacia atrás.
Debes ajustar la altura del monitor, colocando la parte superior en línea recta con tus ojos, para evitar tensión en el cuello y los hombros.
Además, un teclado ergonómico te ayudará a reducir la tensión en las muñecas y los brazos al escribir. Debes procurar mantener siempre la espalda recta.
Una buena iluminación en el lugar de trabajo te evitará la fatiga ocular. Ello te permitirá trabajar de manera cómoda durante más tiempo. Además, una correcta iluminación aumenta la precisión en tu trabajo, por lo que tu productividad se verá también favorecida. Por último, la luz tiene un efecto directo en la reducción del estrés y la mejora del estado de ánimo, lo que te ayudará a disfrutar de una jornada laboral más agradable.
Debes realizar descansos regulares para levantarte, caminar y estirar los músculos y prevenir así la fatiga muscular. Estar sentado durante largos períodos puede causar dolor de espalda y en los hombros. Además, hacer descansos te ayudará a mejorar la concentración y mejorar la creatividad, por lo que trabajarás de manera más eficiente y productiva.
Es importante realizar ejercicios de estiramiento en el lugar de trabajo. Estos te ayudarán a mantener la flexibilidad, prevenir las lesiones musculares, reducir el estrés, mejorar la postura y aumentar la energía. Resulta una práctica sencilla, que se puede realizar en cualquier momento y lugar y que te aportará importantes mejoras.
Una situación prolongada de estrés puede tener un impacto negativo en tu salud física y mental. A largo plazo puede llevar a complicaciones como enfermedades cardíacas, hipertensión, depresión o ansiedad. Por lo que controlar el estrés te ayudará a mejorar la calidad del trabajo, aumentar la productividad y la satisfacción laboral.
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